Terapia Manual Ortopédica: ¿Qué es y para qué sirve?


Cada vez más, la fisioterapia empieza a cobrar la importancia que tiene en el día a día para mejorar nuestra calidad de vida. Y esto podemos comprobarlo fácilmente, ya que es uno de los tratamientos más solicitados en los servicios sanitarios tanto públicos como privados.

Hoy en día es un auténtico referente en el proceso de rehabilitación física de las personas, ya sea por disfunciones neurológicas, traumatológicas, musculares-esqueléticas o reumatológicas entre otras. Sin embargo, no podemos encasillar exclusivamente la fisioterapia en la rehabilitación. Juega un papel esencial en la asistencia de la salud general de las personas, para lo cual se han desarrollado numerosas técnicas especializadas. Como fisioterapeuta, el especialista puede estudiar, planificar y emplear medidas terapéuticas en numerosas  especialidades clínicas, como por ejemplo, Neurología, Pediatría, Gerontología, Terapia Intensiva, Ginecología, Reumatología, Cardiología, Neumonología, Traumatología, Ortopedia y Oncología.

Está más que comprobado la utilidad y beneficios que encontramos al ir a un fisioterapeuta. Por lo que no es de extrañar que su continuo desarrollo e investigación provoque la aparición de áreas cada vez más especializadas como las que nos trae aquí hoy: La Terapia Manual Ortopédica. Veamos qué es y en qué consiste realmente este tipo de terapia.

¿Qué es la Terapia Manual Ortopédica?

La terapia manual ortopédica TMO o OMT (The Orthopedic Manual Therapy) constituye un área especializada de la fisioterapia, que como su propio nombre indica, prima el uso de las manos para su tratamiento entre las diferentes técnicas que incluye.

beneficios de la terapia manual ortopedicaComo método principal utiliza la actuación a la movilización articular con finalidad terapéutica y/preventiva. Se aplican sobre tejidos musculares, óseos o nerviosos. La TMO no solo incluye la fisioterapia clásica, sino que también otras áreas como la fisioterapia deportiva, la osteopatía, la quiropraxia y la medicina ortopédica.

Es un tipo de terapia que se basa en el razonamiento clínico, la evidencia científica y clínica y un análisis de características biopsicosociales, individual y personalizado para cada paciente. Este tipo de abordajes individuales permiten vislumbrar si el paciente puede recibir un tratamiento dirigido a disminuir los síntomas provocados por la disfuncionalidad o si por el contrario, puede ir orientado a mejorar la función del paciente directamente.

Cabe destacar que en este tipo de terapia confluyen el tratamiento del fisioterapeuta con el trabajo personal e individual del paciente. El auto-tratamiento cobra relevancia en este tipo de métodos ya que es una parte importante del mismo, pero irán siempre acompañados por las indicaciones y recomendaciones del especialista con el fin de que el paciente gestione su propio estado de salud y de funcionalidad.

 

Beneficios de la TMO

La TMO se utiliza, tanto para exploraciones y evaluaciones integrales, como para tratamientos fisioterápicos, concretamente para aquellos dirigidos a disfunciones neuro-musculares, osteoarticulares, orgánicas y funcionales de la columna vertebral y de las extremidades, así como para tratamiento del dolor. Algunas disfunciones que puede tratar son:

  • Alteraciones articulares
  • Tejidos blandos
  • Dolor de espalda, cabeza o facial
  • Artrosis/artritis
  • Contracturas
  • Esguince de tobillo
  • Problemas de hinchazón, dolor y rigidez
  • Rehabilitación posterior a una lesión o una cirugía
  • Irritaciones de un nervio o raíces nerviosas

Entre sus objetivos se encuentran recuperar el movimiento de las articulaciones cuando estas presentan algún tipo de limitación, así como aliviar el dolor articular, muscular, y mejorar la funcionalidad del individuo.

La Terapia Manual Ortopédica se realiza con el fin de especificar el tipo de disfunción que presenta el paciente en los sistemas articular, muscular, nervioso y otros sistemas importantes. La TMO permite relacionar dicha disfunción con la limitación funcional o discapacidad precisa, tal y como se refiere la Clasificación Internacional de Funcionamiento, Discapacidad y Salud de la OMS (ICF).

Además este tipo de terapia permite diferenciar las distintas circunstancias que se pueden dar para su aplicación:

  • Situaciones en que las que la TMO es indicada.
  • Situaciones en las que su uso puede ser contraindicado.
  • Situaciones en las que se requieren precauciones particulares.
  • Situaciones donde el uso de la TMO puede verse limitada o condicionada a anomalías anatómicas o procesos patológicos especiales.

Técnicas más usadas en la terapia manual ortopédica

Cómo hemos visto, la Terapia Manual Ortopédica utiliza la actuación a la movilización articular como método principal y en el que el uso de las manos prima frente a otras técnicas.

Entre los procedimientos utilizados en la TMO destaca el uso de técnicas como:

  • Manipulación articular
  • Movilización articular lenta y del sistema nervioso
  • Estiramiento muscular
  • Estabilización pasiva y activa
  • Ejercicios tanto para desarrollar y aumentar la resistencia, la fuerza y la coordinación muscular, como para mejorar la funcionalidad general del paciente
  • Masajes funcionales
  • Tratamiento de disfunciones del Sistema Nervioso Periférico

Una vez finalizada la intervención de la TMO no se debería necesitar ningún cuidado especial. Sin embargo, en ocasiones el paciente puede sentirse cansado o con molestias en la zona trabajada. Siempre puede acudir a su especialista si estos dolores fueran exagerados, aunque en principio no será necesario. Aprende a descubrir si un masaje debe ser doloroso o no en nuestro blog. 

que es la terapia manual ortopedica

¿Es normal sentir dolor después de un masaje?


Tras una buena sesión de masaje, puede ser habitual sentir algo de dolor o molestia en la zona que ha sido tratada. No te preocupes, esto suele ser algo habitual. Especialmente en masajes que precisan de una intensidad alta o de terapias manuales enfocadas en curar alguna lesión. De hecho, es habitual que la temperatura de la zona masajeada aumente hasta en 3 grados, ya que la sangre se dirigirá a esta parte del cuerpo por la estimulación que ha experimentado previamente. Aún así, es evidente que existen algunos masajes que son más «dolorosos» que otros, por la intensidad empleada, la zona donde se realizan o, como hemos dicho antes, por tratar una dolencia que ya duele de por sí.

Masajes más dolorosos

Como hemos mencionado antes, existen masajes que son más dolorosos que otros. Aquí os vamos a dejar tres de los más dolorosos o que más agujetas dejan. Importante destacar que el dolor en estos casos, e incluso la aparición de hematomas es normal por un par de días.

Masaje deportivo – descontracturante

Los masajes deportivos suelen ser bastante molestos por la intensidad. Los terapeutas manuales deben descargar los músculos de personas que los tienen muy sobrecargados y en gran tensión por los esfuerzos continuados que realizan entrenando o compitiendo. Suelen ser desagradables porque son muy intensos e incómodos. De ahí que los deportistas, sobre todo los de élite, tengan una gran resistencia al dolor post masaje.

Masaje anticelulítico

El masaje anticelulítico se centra en eliminar la celulitis. Es distinto al anterior ya que este se centra en romper las fibras formadas en la dermis, para que la celulitis se pueda eliminar de manera natural y fluida. Aunque duele y suelen aparecer hematomas porque se rompen algunos capilares, su regeneración es beneficiosa porque se reconstruyen más fuertes.

Masaje lesión

Por razones obvias este es el más doloroso. El masaje que se aplica por lesión es muy invasivo e incómodo. Por ejemplo, si ha existido una rotura de fibras, el masajista tendrá que unir manualmente esas fibras, amasándolas como si fuera una masa. Aplicando gran presión y movimiento.

El dolor después del masaje es variable

No estamos ante una ciencia exacta. La intensidad del dolor puede variar dependiendo de la persona y del estado del cuerpo de la misma. Por ejemplo, los deportistas tienen el umbral de dolor más alto que una persona que no lo es. Las personas asiduas a tratarse con masajes, también estarán más acostumbradas a la intensidad.  Los dolores post masaje pueden ser agujetas o tensiones, y algunos dejan moratones que a los dos días desaparecen. Insistimos, es algo normal.

¿Cómo eliminar el dolor post masaje?

Normalmente, el dolor se va solo y no suele durar más de dos días. Tampoco debemos estar doloridos más tiempo, si bien es cierto que todo depende de la lesión o dolencia que tengamos. Aún así, si no tenemos demasiado aguante o simplemente el dolor perdura, puedes probar los siguientes consejos. 

  • Estimular la zona afectada con agua fría y caliente: Aunque en principio puedas pensar que un baño sería más relajantes, es cierto que un mínimo de presión con agua fría y caliente en contraste ayudaría mucho a dejar ir el dolor.
  • Aplicación de bálsamos calmantes: La aplicación de bálsamos con propiedades antinflamatorias o analgésicas también serían bienvenidas.
  • Manta eléctrica: En zonas como la lumbar, el uso de calor con una manta eléctrica ofrece resultados muy buenos.
  • Si existe hematoma, la aplicación de cremas con árnica funcionan fenomenal. Importante que las sustancias que tenga, sirvan para drenar y desinflamar la zona aplicada.

La importancia de la reflexología podal


¿Habías oído hablar antes de la importancia de la reflexología podal? La reflexología como tal es una terapia que forma parte de la reflexoterapia, con la que mejoramos nuestro bienestar a través de la estimulación de diferentes puntos de los pies. La técnica posee numerosos beneficios, además de ser inocua.

Para ello, se basa en los mapas que poseemos en nuestros pies, siguiendo los puntos anatómicos, órganos y vísceras. Mediante la aplicación de maniobras específicas sobre las zonas de dolor que el paciente indica, se consigue la estabilización y normalización progresiva de las funciones fisiológicas que puedan encontrarse alteradas.

Sin duda, una de las técnicas que mayor popularidad está consiguiendo en los últimos años. Su origen es oriental y se remonta hasta 5.000 años atrás. Veamos por qué es tan importante la reflexología podal.

Por qué es importante entender la reflexología de nuestros pies

Normalmente, descuidamos nuestros pies, cuando en realidad son una parte muy importante. Sin ir más lejos, son el sustento de todo nuestro cuerpo en el día a día. De ahí la importancia de un correcto cuidado de los pies. Así mismo, si somos especialistas en reflexología del pie y lo tratamos de forma competente, podremos mejorar muchísimas dolencias y molestias que afecten, incluso, a otras partes de cuerpo que estén relacionadas.

Gracias a los enormes beneficios de la reflexología podal, su popularidad no ha ido más que en aumento. En la Escuela Masternatura contamos con profesionales que imparten cursos de formación de reflexología podal. Con el conocimiento de estas técnicas milenarias, podrás aprender todas las partes reflejas de nuestro pie, así como su anatomía, métodos de corrección y protocolos de actuación para conseguir una práctica mucho más profesional.

Dolencias que puede tratar la reflexología podal

Entre las dolencias o patologías que puede tratar la reflexología podal encontramos:

  • Dolores de espalda, de tórax, de cuello y de cabeza, incluidas las migrañas
  • Estreñimiento y gastritis
  • Dolores menstruales en mujeres
  • Alteraciones respiratorias, como por ejemplo el asma
  • Diabetes
  • Lesiones articulares como luxación, esguince o contusión
  • Lesiones musculares como agujetas, elongaciones o contracturas

Gracias a la técnica de reflexología podal, se evocan facultades curativas que se encontraban “dormidas” en nuestro cuerpo. Con su práctica favorecemos el equilibrio del cuerpo, ya que se restablece la armonía en todos sus procesos, desde físicos hasta mentales y emocionales. La reflexología podal produce un “burst” de energía que establece la paz disipando las emociones.

Cuando no emplear la reflexología podal

Existen algunos casos en los que la aplicación de la reflexología podal puede ser contraproducente. Lo mejor es acudir a un especialista y no automasajearse libremente. Estas son algunas de las dolencias o patologías que en las que no se debe utilizar esta práctica:

  • Si se presenta insuficiencia renal o cardíaca
  • Si existen infecciones agudas
  • Si hay presencia de desórdenes en la sangre como tromboflebitis o flebotrombosis
  • Si tenemos fiebre
  • Si es una mujer embarazada con riesgo de aborto
  • Si se presentan lesiones en la piel como eczemas o heridas
  • Si se padece cáncer
  • Si tenemos diabetes
  • Si se está recuperado de una cirugía

No significa que no se pueda ejecutar la reflexología podal en estas situaciones, sino que se debe consultar previamente con el médico o especialista.

Tipos de mascarillas faciales ¿Cuáles son las mejores?


Las mascarillas faciales han resultado ser el complemento perfecto para los masajes en la cara. Este tipo de prácticas ayudan mucho a regenerar la piel de la cara por tener las mascarillas una gran concentración de principios activos que, de manera instantánea, actúan sobre la superficie de la piel e incluso las capas más profundas de la epidermis. Hasta no hace mucho tiempo, las mascarillas faciales no se empleaban con tanta asiduidad. Sin embargo, en los últimos tiempos, este tipo de productos se han ido incorporando al mercado más común por parte de marcas de belleza, salud y bienestar.

Con respecto al sector de las terapias manuales, el uso de mascarillas faciales es un complemento perfecto a cualquier tipo de tratamiento con manipulación facial. Ya que relaja, nutre y repara la piel de la cara, con todos los beneficios que ello conlleva. Por eso, os vamos a hablar de los tipos de mascarillas faciales y cuáles son las mejores.

Mascarillas clásicas

Son las mascarillas faciales que hemos usado toda la vida. Se aplican con los dedos sobre el rostro, aplicando la mezcla que viene en un frasco, como si de crema hidratante se tratara. En estas mascarillas no encontramos todo tipo de funciones: exfoliantes, hidratantes, reafirmantes… Estas se recomiendan sobre todo para pieles muy secas.

Mascarillas ‘peel off’

Mascarillas que tienen una textura de gel adaptable a la cara, de aspecto gelatinoso, cuyo principal objetivo es eliminar todas las impurezas de la piel cuando se retiran. Para que funcionen correctamente, se recomienda tomar un baño previo con agua caliente, ya que los poros de nuestra piel se abrirán y beneficiará la retirada de impurezas. A la hora de retirarla, se debe hacer con cuidado, retirando la mascarilla desde la parte inferior del rostro hasta arriba.

Mascarillas oclusivas

Estas mascarillas son muy buenas ya que favorecen que nuestra piel absorba cualquier tipo de crema o sérum que apliquemos debajo de esta. Para tratamientos más exhaustivos viene de maravilla.

Mascarillas de barro

Muy habituales en centros de salud y estética. Su función es doble ya que limpian e hidratan al mismo tiempo. Se suelen hacer con arcilla (que tiene propiedades calmantes, estimulantes y regeneradoras) y también funciona muy bien para limpiar poros. Se usa una brocha y no se necesitan más de 15 minutos de aplicación.

Mascarillas de velo

Muy frecuentes en países orientales como Japón o Korea. Se trata de mascarillas de celulosa impregnadas con principios activos variados, dependiendo del tratamiento a efectuar. Son realmente cómodas ya que su diseño permite la adaptación a cualquier rostro. No dejan residuos por lo que es una de las más cómodas.

Mascarillas en polvo

Como su propio nombre indica, se hacen a partir de polvo mezclado con agua. La mezcla homogénea que resulta de esta fusión no deja ningún tipo de residuo. Pero si que es cierto que cada vez se usa menos ya que hay que mezclarla anteriormente y se tarda un poco.

Mascarillas en stick

Mascarillas de aplicación muy sencilla y de fácil dosificación. De esta manera nos aseguramos de no macharnos y de aplicar la cantidad adecuada, no desperdiciando producto. También, este tipo de mascarillas permiten mezclar diversos principios activos, en lo que se conoce como multimasking.

Mascarillas burbuja (bubble masks)

Mascarillas carbonatadas de gran actualidad. Procedente del país asiático de Korea, esta se aplican en la cara y a los 5 minutos, el principio activo comienza a efervescer al entran en contacto con la piel, lo cual genera unas burbujas que limpian a fondo los poros.

Mascarillas caseras

Estas son las mascarillas que nos fabricamos nosotros mismo en casa con ingredientes que todos podemos tener. Miel, aloe vera, avena… tienen propiedades muy buenas para la piel.

¿Cuáles son los mejores masajes para el invierno?


Las épocas más frías del año propician un mayor número de lesiones y afecciones tales como contracturas o tensiones musculares. Esto es debido a que las bajas temperaturas y los contrastes entre lugares cálidos como pueden ser oficinas o viviendas y otros mucho más fríos como la calle, provocan que nuestros músculos sufran espasmos, tensiones o tirones muy perjudiciales. Esto se acrecenta además en las personas que realizan cualquier tipo de deporte al aire libre. Si no se realiza un buen calentamiento, el riesgo de lesión se multiplica. De esta manera, aparecen los calambres, las contracturas o las roturas de fibras. Por eso desde Escuela Masternatura os queremos redactar este artículo para hablaros sobre los masajes que recomendamos para esta época del año.

Mejores masajes para invierno

Estos masajes son los que recomendamos para esta época tan fría del año. Te vendrán de maravilla para sentirte mejor y para evitar lesiones y dolencias.

Masaje con aceites esenciales

Estos masajes son muy relajantes y ayudan mucho a superar el dolor de contracturas. Los aceites esenciales ejercen una doble función: Las esencias estimulan el músculo y descontracturan, a la vez que relajan y alivian del estrés. Estos aceites son aromáticas y muy agradables a los sentidos.

Masaje estimulante

En esta época del año, el frío, la tensión, los cambios de temperatura y la menor exposición al sol provocan que te sientas con menos energía, más fatigado y con mayor estrés acumulado. Los masajes estimulantes con aceites esenciales u otro tipo de sustancias con buenas propiedades tendrán un efecto revitalizante, energético y estimulante en tu cuerpo. Estos masajes ayudan muchísimo a combatir el cansancio y tienen aplicaciones terapéuticas. La terapia manual junto con el uso de aceites te ayudará a restaurar tu equilibrio físico y mental, favoreciendo la fluidez de la energía.

Masaje con piedras calientes

Este es uno de los masajes más curiosos y llamativos. Su origen reside en corrientes como el reiki y las técnicas orientales de terapias manuales, basándose en la existencia de chakras en el cuerpo, que son los centros energéticos. Se emplean diversas piedras a diferentes temperaturas sobre estos chakras para favorecer la circulación de la energía a lo largo del cuerpo. De esta manera, todas las partes del mismo se van interconectando y se eliminan los posibles bloqueos que existan. De esta manera, se produce una recuperación total de la energía y una relajación extrema del cuerpo. La aplicación de piedras calientes favorece la eliminación de tensiones musculares.

Masaje facial y corporal integral

En nuestra cara acaban muchas terminaciones nerviosas y zonas que favorecen la estimulación y el placer. Por eso siempre se recomienda que los masajes faciales se incluyan de manera regular en las rutinas de terapias manuales. El masaje facial ayuda a eliminar toxinas y favorece la circulación, además de tener un efecto descongestionador. Este último es realmente interesante para la época del año en la que estamos: resfriados, mocos, taponamientos nasales… Por otro lado, combinando el masaje facial con el corporal completo, podemos ayudar muchísimo a reducir todo tipo de tensiones musculares, estrés, bloqueos y demás. Digamos que este sería el perfecto ejemplo de una terapia manual perfecta para esta época del año.

¿Qué son las bursitis y cómo pueden tratarse?


En nuestro cuerpo tenemos una especie de sacos de líquido cuya función es aliviar la fricción de los huesos con los tejidos blandos que los rodean, tales como músculos o tendones. Estos sacos se llaman bursas, y cuando se inflaman causan bastante dolor y aparecen los problemas que se conocen como bursitis. Este tipo de dolencia o lesión aparece con asiduidad en deportistas que fuerzan de manera sistemática las articulaciones en las que se encuentran.

Principales causas de la bursitis

Aunque es obvio que esta dolencia surge como consecuencia de forzar la articulación, las bursitis se pueden clasificar en dos grupos:

  • Traumáticas / mecánicas: Son lesiones que se originan por movimientos reiterados en las articulaciones: Golpes, traumatismos, caídas, sobrecargas o presiones demasiado intensas.
  • Sistémicas: Estas estarían asociadas a enfermedades que favorecen la inflamación o el deterioro de los tejidos: Artritis reumatoide, infecciones, diabetes, tiroides…

Si la bursitis aparece de repente, se considera aguda. Mientras que si surge como consecuencia de un desgaste continuo por enfermedad u otra razón en una articulación localizada, se considera crónica.

Principales síntomas de la bursitis

Es muy importante identificar cuanto antes una bursitis para tratarla y empezar a curarla. Sus síntomas son bastante característicos:

  • Dolor en la articulación cuando se presiona o se mueve
  • Imposibilidad de realizar determinados movimientos
  • Inflamación y calor en la zona de la articulación
  • Enrojecimiento de la piel
  • Aumento de líquido en la articulación
  • Si estamos ante una bursitis causada por enfermedad, puede provocar fiebre

Tipos de bursitis

Algunas causa mayor dolor y otra pueden ser más graves. Estas son las bursitis más habituales:

  • Tendón de Aquiles: Si es el anterior, afecta a la bursa que se encuentra delante de la unión del tendón con la parte posterior del tobillo. Si es el posterior, sería en la unión del tendón con el hueso calcáneo. Normalmente esta dolencia se debe al uso de calzado inadecuado, sobre todo en el ejercicio físico. La presión continua y excesiva sobre el talón hace que aparezca este tipo de bursitis.
  • Cadera: De causas traumáticas o sistémicas, El calzado blando y plano, correctamente ajustado y adecuado, ayuda mucho. Es muy usual en porteros de fútbol u otros deportistas que caen sobre las caderas constantemente.
  • Codo: Aparece en la punta del codo, normalmente por un traumatismo. También es muy frecuente en deportistas que usan mucho la articulación del codo (tenis, padel, golf…) o en personas que apoyan mucho el codo.
  • Rodilla: Será medial cuando afecte a la bursa que se encuentra en la parte interior de la rodilla. O prepatelar cuando se inflama la parte anterior de la articulación, normalmente en personas que están mucho de rodillas.

 

 

 

Las mejores posturas para trabajar en una oficina


Si trabajas en una oficina sabrás que pasarás gran parte de tu vida sentado en frente de un ordenador. Y aunque pueda parecer un trabajo inofensivo y poco lesivo, lo cierto es que a la larga, puede acarrear problemas de salud graves si no has cuidado aspectos básicos como la postura. El adaptarse al puesto de trabajo en pos de una mejor salud y la prevención de lesiones se conoce como ergonomía. Y este es uno de los apartados más importantes de la prevención en materia de riesgos laborales.

Adoptar una buena postura ergonómica en el trabajo te ayudará a prevenir dolores musculares, problemas de espalda, lumbalgias, etc… Además, la comodidad también se traduce en rentabilidad para la empresa en la que trabajas. Por lo que estar cómodo y protegerse siempre será mejor. Teniendo todo esto en cuenta, hemos reunido cinco mejores posturas para trabajar en una oficina. Eso si, cuando el daño ya esté hecho, no dudes en visitar a un especialista que pueda tratar las dolencias existentes.

Higiene postural

Podemos parecer pesados, pero es la base de todo lo que estamos hablando en este artículo. La postura es lo más importante. Si no la cuidas, ya puedes tener la mejor silla en el puesto de trabajo más cómodo del mundo, que no servirá de nada. La espalda debe recostarse sobre el respaldo de la silla de forma recta, protegiendo sobre todo la zona lumbar.

Disponer de una silla ergonómica

El asiento es primordial a la hora de situarte en tu puesto de trabajo. Debes tener una silla que pueda regular su altura, tener distancia entre tu cuerpo y la pantalla, etc… En cuanto a la altura, tus pies deben estar siempre en contacto con el suelo, las rodillas en ángulo de 90 grados, a la altura de las caderas. La parte inferior del respaldo de la silla de ofrecer un apoyo perfecto para la zona lumbar. Los brazos y manos deben estar relajados. Y la muñeca nunca deberá estar en tensión cuando estés manejando teclado o ratón. Y además, la muñeca debe estar alineada con el brazo. 

Superficie de trabajo optimizada

Es muy importante que los objetos que vayamos a usar de diario en nuestra labor estén a nuestro alcance. O mejo dicho, al alcance de nuestra mano. Si precisas de manejar documentos de papel, sitúalos entre la pantalla y el teclado. Por otro lado, y siempre que sea posible, reducir el uso del ratón.

Posición de la pantalla

Para ganar amplitud y visibilidad, las pantallas al fondo del escritorio. Estas no deben ser mayores de 19 pulgadas. Si necesitas una distancia recomendada, extiende tu brazo y donde alcance, ahí debes situar la pantalla. La pantalla debe situarse a una altura media, de los ojos y ligeramente orientada hacia atrás.

Comprueba que tu puesto de trabajo y tus posturas son correctas

¿Tienes la espalda recta y los hombros hacia atrás?

¿Tiene el teclado una altura por la cual nuestro brazo y antebrazo está en ángulo recto?

¿Están las rodillas formando un ángulo de 90 grados?

¿Alcanzas con tu mano todos los objetos que necesitas?

¿Descansas cada cierto tiempo para estirar y estirazar las piernas?

¿Qué es la reflexología podal? Origen y beneficios


La reflexología se apoya en la teoría de las zonas reflejas de nuestro cuerpo. Es decir, al estimular o masajear determinadas zonas del cuerpo, se activan otras zonas que no estás tocando, pero que de manera refleja, se están tratando. Un buen ejemplo de ello es la auriculopuntura, de la que ya hablamos en nuestro blog. Se pueden tratar dolencias estimulando las orejas y otras zonas del cuerpo.

El origen de la reflexología tuvo lugar cuando se descubre la medicina alopática, por la cual se comprende que los tejidos se encuentran interconectados, así como diversos órganos e incluso zonas de la piel. Un ejemplo que todos podemos entender rápidamente es la relación que tiene el corazón con el brazo izquierdo y los infartos. Como antes hemos mencionado, todo lo que se refiere a tratar otras zonas con las orejas es la auriculopuntura (técnica derivada de la acupuntura). Pero otra zona de nuestro cuerpo que tiene muchas conexiones con el resto es nuestros pies, por ello existe una gran rama de la reflexología cuyo nombre es reflexología podal.

¿Qué es la reflexología podal?

Como acabamos de apuntar, la reflexología podal se basa en el tratamiento de zonas reflejas a través de los pies. Esta disciplina se aprovecha de todas estas conexiones nerviosas entre órganos, músculos y piel a nivel interno, para de manera refleja, tratar ciertas dolencias o enfermedades con acciones manuales externas como masajes. Por lo tanto, estamos ante una técnica terapéutica que puede ofrecer muy buenos resultados.

Para realizarla no se precisa de ningún tipo de sustancia, si acaso aceite para favorecer la fluidez de los masajes. Siendo la técnica un masaje manual por el cual se aplica presión en las zonas reflejas de nuestros pies. Como extra, las acciones manuales realizadas en los pies tienen muy buenos resultados en la salud de los mismos. De ello hablaremos a continuación en los beneficios de la reflexología podal.

Teoría de Fitzgerald

El Doctor William Fitzgerald desarrolló una teoría por la cual afirmaba que el cuerpo humano estaba recorrido por 10 líneas energéticas. Estas líneas comenzaban en las puntas de los dedos y terminaban en la cabeza. Dichas líneas además, se dividen en tres tramos transversales, permitiendo situar los órganos en los pies, realizando así una especie de mapa del organismo bastante preciso.

que es la reflexologia podal origen beneficios 3

Primera línea transversal del pie: Órganos correspondientes a la línea transversal de la articulación de los hombros. Cabeza, cuello, nuca, nariz y faringe. En el pie se encuentra en la zona de los dedos.

Segunda línea transversal del pie: Se corresponde con la línea transversal del arco bronquial inferior. En el pie se encuentra en la zona de la planta del pie, justo en el pequeño arco que tenemos. Órganos del tórax, abdomen superior, brazo y codo.

Tercera línea transversal del pie: Se corresponde con la base de la pelvis mayormente. En el pie, sería la zona del tobillo / talón.

La importancia de esta teoría fue que acabó con la idea errónea de que las zonas reflejas solo se encontraban en las planta del pie. Fitzgerald demostró que no era así. Las caras internas y externas del tobillo también tenían zonas reflejas. Tiempo después, la masajista Eunice Ingham fue más allá, y a partir de la teoría del doctor Fitzgerald, empezó a considerar los pies como una especie de reflejo total del cuerpo humano general.

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Beneficios de la reflexología podal

Lo cierto es que esta terapia manual es una auténtica bendición para gran número de dolencias. Se pueden obtener numerosos beneficios debido a que trabaja un amplísimo rango de enfermedades y patologías varias. Si bien es cierto que no existen estudios científicos concluyentes sobre su efectividad real en enfermedades, el uso de esta técnica milenaria en tan distintas civilizaciones a lo largo de nuestra historia nos hace pensar que su utilidad está más que contrastada. Y por supuesto, hoy en día, existen infinidad de casos en los que la reflexología podal proporciona grandes dosis de mejorar y bienestar en muchas personas con todo tipo de dolencias.

  • Proporciona relajación mental y física
  • Excelente contra el estrés
  • Favorece el sistema inmunológico
  • Favorece la eliminación de toxinas
  • Puede emplearse como terapia preventiva
  • Alivia el dolor y produce placer
  • Mejora la circulación

Esguinces de tobillo: Grados y tratamientos


¿Qué es un esguince de tobillo?

El esguince de tobillo es la lesión que tiene lugar al torcerte el tobillo, doblártelo o forzar demasiado un giro del mismo. Estos movimientos demasiado extremos o antinaturales pueden estirar en demasía tanto ligamentos como músculos, llegándolos a desgarrar o distensionar.

Por si no lo sabes, los ligamentos sirven para estabilizar las articulaciones. Por lo que un esguince de tobillo al uso se da cuando se fuerzan estos ligamentos más allá de la normalidad de su rango de flexión o movimiento. Normalmente, los esguinces de tobillo suelen ser externos (parte externa del pie), aunque también pueden darse en el interior del mismo.

De manera general, un esguince de tobillo se puede tratar de manera sencilla, siempre y cuando teniendo en cuenta la gravedad del mismo. Ciertos cuidados como aplicación de crema, baños de frío o calor y la ingesta de algún analgésico curan los esguinces más cotidianos y no graves. Aún así, la magnitud de un esguince de tobillo debe ser siempre diagnosticada por un médico traumatólogo. Si se trata de un esguince que reviste gravedad, puede que haya que intervenir. De cualquier manera, los tipos de esguince los veremos más adelante.

Síntomas de un esguince de tobillo

No es para nada dificultoso detectar que te has hecho un esguince en el tobillo. Estos suelen darte cuando estamos practicando algún tipo de deporte. Por ejemplo fútbol, baloncesto, tenis… Aunque también puedes tener la mala suerte de lesionarte andando por una mala pisada o en el trabajo. De cualquier manera, si te doblas el tobillo y te duele cuando apoyas el pie, tienes un esguince. Los síntomas que te contamos a continuación son los que mejor reflejan esta lesión:

  • Dolor agudo, sobre todo cuando apoyas el pie en el suelo e intentas andar o hacer otros movimientos que impliquen cargar peso sobre este
  • Dolor al tocar el tobillo o presionar su musculatura o articulación
  • Inflamación o hinchazón
  • Hematoma o derrame
  • Movilidad limitada (aunque sea parcial)
  • Inestabilidad en el tobillo
  • Sensación de rotura, crujido o sonido en el momento de la lesión

¿Cómo se diagnostica un esguince de tobillo?

En primer lugar, el médico o fisioterapeuta que te inspeccione el tobillo tendrá que examinar tanto el tobillo, como el pie y la pierna. Mediante una exploración manual, se tocará y sentirá la piel, así como la musculatura, los ligamentos y los huesos de la articulación. Se buscará identificar la sensibilidad y el dolor. Por otro lado, también se harán algunos movimientos para comprobar el estado de movilidad de la articulación. Si el profesional considera que la lesión reviste mayor gravedad o que no es suficiente con la exploración manual, se pueden hacer las siguientes pruebas:

  • Radiografías: Cuyo objetivo será determinar el estado de la estructura ósea de la articulación, en busca de fisuras, roturas o cualquier afección a nivel de huesos.
  • Resonancia magnética: La resonancia entrará en profundidad en nuestro tobillo, recibiendo imágenes tridimensionales detalladas que le permitirán analizar la estructura del tobillo: ligamentos, tendones…
  • Tomografía: Digamos que es una radiografía de mayor capacidad por la que se analiza el estado óseo de una estructura con imágenes tridimensionales.
  • Ecografía: Prueba ideal para ver el estado de la musculatura en tiempo real, así como permite también ver tendones y ligamentos.

Tipos de esguince de tobillo

Según la gravedad y la estructura afectada de tu tobillo, el esguince será más o menos importante. Tendrás más o menos consecuencias. Y por supuesto, su tratamiento y recuperación no será la misma. Actualmente, se diferencian tres tipos de esguinces de tobillo, que es ordenan por grados. Tal que así, tenemos esguinces de tobillo grado I, grado II y grado III.

Esguince Grado I

Este esguince es el más leve de todos. Se produce cuando se excede el rango de tensión de los ligamentos del tobillo, produciéndose una leve distensión. No hay desgarro y no debe haber hematoma o derrame. Se cura en una o dos semanas haciendo reposo, aplicando frío y con masajes simples. Se puede vendar pero no es necesario, así como si el dolor no es fuerte, tampoco se recomienda tomar analgésicos.

Esguince Grado II

El esguince de grado dos ya es una lesión más severa ya que implica que la distensión de los ligamentos ha sido importante, y que probablemente exista un desgarro en alguno de los tendones. Aparece hematoma, el dolo es fuerte e intenso y se debe mantener reposo completo dos semanas. Se necesitaría tomar medicamentos anti inflamatorios, ir al médico y realizar al menos una resonancia y radiografía. Para recuperarse, imprescindible trabajo ortopédico y de fisioterapia.

Esguince Grado III

Este sucede cuando ocurre el peor escenario posible: Uno o varios ligamentos del tobillo se han roto por completo. Muchísimo dolor, hematoma e hinchazón considerable, y se debe guardar total y absoluto reposo las dos primeras semanas. Imprescindible resonancia y todo tipo de pruebas para ver el alcance. Y por supuesto, requiere de intervención quirúrjica y posterior recuperación rehabilitadora y con fisioterapia

Tratamiento para un esguince de tobillo

Como hemos dicho varias veces, el tratamiento de un esguince dependerá del grado del mismo, y también, de si existen otro tipo de dolencias o afecciones que pueden ser comunes en este tipo de lesiones. Tales como fisuras en hueso, roturas fibrilares y demás. Iremos explicando brevemente las maneras y opciones que tienes para curarte y tratarte la lesión de la que hablamos. Por supuesto, debes consultar siempre a los profesionales antes de hacer nada por tu cuenta.

Cuidado personal

En casa, recomendamos encarecidamente hacer durante los tres primeros días lo siguiente:

  • Reposo absoluto: Evitando todo tipo de actividades que te causen dolor o te aumenten la inflamación en el tobillo.
  • Aplicación de frío: Puedes usar tanto geles especializados o hielo para ponértelo sobre el tobillo lesionado al menos tres veces al día, unos 15 minutos.
  • Vendaje funcional compresivo: Si tienes vendas en casa, recomendamos que te hagas un vendaje simple que comprima y ayude a detener la inflamación.
  • Tobillo en alto: Pon la pierna en alto para evitar una mayor hinchazón.

Medicamentos que puedes tomar

Siempre consultar con tu farmacéutico y los prospectos de cada medicamento. Cualquier analgésico que no requiera receta como ibuprofeno por ejemplo acompañan muy bien a las acciones mencionadas anteriormente. Evidentemente, si el médico te receta otros más fuertes, te los tienes que tomar.

Ayudas para caminar y proteger el tobillo

Cuando superes la etapa de reposo absoluto (según la gravedad de la lesión), las muletas son una excelente opción para moverte en casa o si necesitas salir a realizar cualquier tarea. Eso sí, las muletas son para ratitos o momentos puntuales, nunca para dar un paseo de media o larga duración, ya que te pueden aparecer problemas derivados en rodillas, brazos y otras articulaciones. También puedes usar tobilleras o vendajes funcionales que te garanticen seguridad y movilidad en el tobillo.

Fisioterapia y recuperación

Cuando el tobillo ha bajado su inflamación y dolor, comenzaremos a recuperar de manera que realizaremos una serie de ejercicios y movimientos con el tobillo para y restableciendo poco a poco la movilidad natural, la fuerza, la flexibilidad y la estabilidad del tobillo. Estos ejercicios deben estar guiados y supervisados por un médico y un fisioterapeuta rehabilitador. Si realizas algún deporte, es probable que para poder volver a este tengas que recuperarte de manera específica.

Intervención quirúrgica

En el caso de que el ligamento se haya roto, se realizará una intervención por la cual se suturará este ligamento. Una operación que no siempre ha de realizarse pero que es de cierta importancia. La recuperación tras esta intervención es buena y permite que se pueda retomar una vida normal.

 

¿Cómo hacer un masaje en la espalda?


Los dolores de espalda son una de las afecciones más habituales que experimentan las personas. Problemas posturales en el trabajo, esfuerzos excesivos, estrés, rutina… Estos excesos en nuestro día a día se van acumulando hasta que derivan en dolores agudos en todas las zonas de la espalda. Los masajes ayudan muchísimo a relajar las zonas de la espalda que se cargan o que sufren alguna lesión. Sin embargo, no cualquier masaje o acción sobre un músculo afectado es beneficioso. Se deben tener algunas nociones para evitar que el famoso dicho «Es peor el remedio que la enfermedad» siga siendo eso, un dicho, y no nuestra realidad.

Por eso, desde Escuela Masternatura queremos explicarte algunas técnicas que te servirán a la perfección para dar buenos masajes de espalda sin que estos sean contraproducentes. Y te servirán para aliviar el dolor a quien se lo des. Por supuesto, esperando el tuyo a cambio.

Recomendaciones para dar un masaje en la espalda

Tan importante es cómo des el masaje, que donde lo das, y qué usas. Para empezar, un buen masaje necesita de un contexto relajado y tranquilo. Necesitaremos un espacio algo íntimo en el que podernos relajar, con poco ruido, limpia y que huela agradable. Además, necesitaremos lo siguiente:

Mesa de masaje, esterilla o colchoneta

Aunque no siempre se puede disponer de ello, una cama cuyo colchón sea rígido o incluso un sofá. Aunque la mejor alternativa sería una mesa que pueda soportar el peso de una persona, con un esterilla o superficie rígida algo acolchada para mayor comodidad.

Sábana, toallas y almohada

Por higiene y comodidad, debes usar sábana y toalla. Además, la almohada también es importante, por comodidad sobre todo. Si puedes usar una almohada específica para masaje en la que se pueda encajar la cabeza, mucho mejor.

Aceite o crema

Si son aromatizados, mejor todavía. El aceite te permitirá trabajar sobre la piel y los músculos de manera fluida y continua. Sin que el rozamiento pueda hacer daño, se puede realizar un masaje perfecto y muy gratificante.

Por otro lado, también debemos tener en cuenta que cada persona tiene mayor o menor sensibilidad, resistencia muscular y demás. Es importante tantear poco a poco las posibilidades físicas de la persona que está recibiendo el masaje. Y por supuesto, preguntarle si tiene alguna zona sensible o propensa a lesiones. La presión que ejercemos a la hora de masajear también es importante. Por ejemplo, la zona media y baja de la espalda aguanta mucho mejor la presión manual que la parte alta y más cercana al cuello y cabeza. Por lo tanto, debemos aplicar menor presión conforme vamos subiendo.

Un aspecto muy curioso e importante, es el hecho de que recomendamos no perder el contacto con la persona que recibe el mensaje en ningún momento. La desconexión sensorial al retirar las manos es relevante. Ya que los masaje requieren de una continuidad y concentración, sobre todo en el que lo está recibiendo. Por lo tanto, recomendamos no dejar de tocar la espalda en ningún momento hasta que terminemos.

Cuando termines, también viene fenomenal pasar una toalla por la espalda para retirar el aceite e ir volviendo a la normalidad. Recordad que al dar un masaje, la persona que lo recibe se relaja muchísimo, y necesita un pequeño periodo de activación. Por supuesto, no dejes que la persona se levante rápido porque puede marearse.

¿Cómo hacer un masaje en la espalda paso a paso?

  1. Échate el aceite o crema en la palma de tu mano. Frótalo con las dos manos y calienta un poco tus palmas. 
  2. Echa aceite en la espalda de la persona con tus manos y muévelas con tranquilidad y suavidad por toda la espalda. Usa toda la superficie de la palma de tu mano sin aplicar presión todavía. Comienza a ir aplicando mayor presión de manera gradual, hasta que lleves unos 5 minutos.
  3. Aplica la técnica de amasamiento. Se realizado empleando movimientos circulares cortos, pero de presión intensa. Puedes usar tanto las palmas de las manos como los dedos y nudillos, aunque recomendamos los dedos. Durante unos 5 o 10 minutos, debes ir desde la cintura hasta los hombros haciendo estos movimientos, masajeando toda la espalda. 
  4. Aplica la técnica del abanico. Sitúate frente a la cabeza de la persona y con tus pulgares, uno a cada lado de la columna y a la altura del cuello, realiza un movimiento ‘en abanico’ desde el centro hasta los lados de manera suave. Y combina este movimiento con otros bajando rectos hacia la parte baja de la espalda, cerca de la columna pero sin llegar a tocarla.
  5. Para ir terminando, podemos dar una serie de golpecitos o movimientos de percusión. De esta manera estimulamos el músculo y vamos reactivando poco a poco a la persona, ya que damos golpes certeros, no fuertes, que rompen el estado de relajación máximo poco a poco.